Ilustración es una palabra ambigua, o lo era hasta hace poco. A pesar de no haber sido aceptada del todo por el negocio del arte ni por la industria del diseño, la ilustración ha continuado su lucha. Considerada caprichosa por los artistas y artística por los diseñadores, se encontró subsistiendo en una tierra de nadie situada entre ambas disciplinas. En el ámbito educativo la ilustración no ha llegado a impartirse como disciplina más allá de simples talleres donde el estudiante ha aprendido a interpretar algunas reglas básicas y a saltar las barreras para acceder a unos equipos que facilitan el trabajo. Sin embargo, la vida de un ilustrador no es apta para débiles y requiere de mucha determinación para encarar las exigencias y los rigores de una carrera profesional profundamente individual. Pero, contra todo pronóstico, la disciplina ha emprendido un impresionante retorno a la forma: ¿cómo y por qué?
Según el National Museum of Illustration de Rhode Island, en Estados Unidos, los ilustradores combinan la expresión personal con la representación pictórica a la hora de transmitir ideas -una descripción útil, sin duda, pero que no capta la esencia de lo que el tema en cuestión es o ha sido hasta ahora-. Al describir la época dorada en que revistas como el Saturday Evening Post recorrían los estudios buscando grandes ilustradores, Steven Heller, escritor especializado en diseño y director de arte, enunciaba: la ilustración es el arte del pueblo. El National Museum of Illustration se hizo eco de este sentimiento y fue más lejos incluso al declarar que la ilustración sirve como reserva de nuestra historia social y cultural y es, por tanto, una forma de expresión artística trascendente y duradera.
Son las imágenes contenidas en una ilustración lo que capta la imaginación del receptor y funcionan como enlaces inseparables entre momentos de su historia personal y el instante presente. Desde el primer contacto de los niños pequeños con los libros ilustrados hasta su admiración por las carátulas de sus discos o CDs en la adolescencia, las ilustraciones son protagonistas en muchos momentos de la vida y representan un papel importante cuando se trata de establecer la transición entre diferentes etapas. A mayor escala, es justo decir que la ilustración ha servido para registrar los logros y proezas del hombre, interpretándolos de una forma que no habría sido posible antes de la invención de la fotografía. Milton Glaser -cofundador de Pushpin Studios en Nueva York- subrayaba en La educación del ilustrador: Al observar las pinturas de Pompeya, las pinturas rupestres de los aborígenes australianos o los maravillosos frescos de Italia, comprendemos un momento de la historia y las creencias de aquella población. Es posible que la ilustración contemporánea funcione en un ambiente menos majestuoso, pero sus raíces invaden los estantes donde guardamos las revistas, los libros y las colecciones de discos en nuestras casas y se mantienen como testigo de la importancia que damos al arte y el método de esta disciplina.
Son las imágenes contenidas en una ilustración lo que capta la imaginación del receptor y funcionan como enlaces inseparables entre momentos de su historia personal y el instante presente. Desde el primer contacto de los niños pequeños con los libros ilustrados hasta su admiración por las carátulas de sus discos o CDs en la adolescencia, las ilustraciones son protagonistas en muchos momentos de la vida y representan un papel importante cuando se trata de establecer la transición entre diferentes etapas. A mayor escala, es justo decir que la ilustración ha servido para registrar los logros y proezas del hombre, interpretándolos de una forma que no habría sido posible antes de la invención de la fotografía. Milton Glaser -cofundador de Pushpin Studios en Nueva York- subrayaba en La educación del ilustrador: Al observar las pinturas de Pompeya, las pinturas rupestres de los aborígenes australianos o los maravillosos frescos de Italia, comprendemos un momento de la historia y las creencias de aquella población. Es posible que la ilustración contemporánea funcione en un ambiente menos majestuoso, pero sus raíces invaden los estantes donde guardamos las revistas, los libros y las colecciones de discos en nuestras casas y se mantienen como testigo de la importancia que damos al arte y el método de esta disciplina.

